Han fallecido cuatro hermanas y el
padre de estas, mientras que otros familiares están contagiados.
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La familia Fernández de Maicao está viviendo la peor época de sus vidas con
la muerte de cinco de sus miembros, tres de ellos a causa de la COVID-19,
enfermedad que en esta población guajira ha contagiado a 918 personas.
Clara Fernández, hija de una de
las víctimas de la enfermedad, relata que la tragedia familiar comenzó a principios de junio cuando murió en
Argentina una de sus tías, Quintina Fernández por una cirrosis hepática.
Dice que poco después en Maicao falleció su otra tía María
Fernández el 21 de junio. “Ella tenía problemas en el corazón, le
habían practicado una operación a corazón abierto y se deprimió mucho con la
muerte de su hermana”, explicó.
El dos de julio falleció en el hospital San José de Maicao, su abuelo
Rafael Fernández de 89 años de edad a causa de la COVID-19.
“Pienso que en el velorio de mi
tía comenzó el contagio, porque fueron
familiares, amigos y allegados a despedirla y unos días después mi
abuelo comenzó a sentir los síntomas”, indicó Clara.
Varios días después a otra de sus
tías la trasladaron a Barranquilla con síntomas de COVID-19, a quien le dio una
isquemia y falleció a los pocos días.
Clara afirma que su mamá Matilde Fernández de 59 años de
edad falleció el 22 de julio pasado también a causa de la enfermedad.
Ella fue recluida en la Clínica Maicao el mismo día que llegó el cadáver
de su hermana fallecida en Argentina.
“Con mi mamá fue todo un calvario el que sufrimos, porque la
internaron el 30 de junio en la clínica y aunque nos decían que se estaba
recuperando a pesar de su estado crítico, lo que realmente estaba sucediendo,
era que su salud empeoraba”, explica.
Dice que al principio podían
hablar con ella, pero desde el sábado 18 de julio que los llamó una enfermera
para decirles que estaba en estado
crítico, no pudieron oírla.
“Nunca nos dijeron
realmente cuál era su problema y la
trasladamos a Barranquilla, donde nos informaron que ella había hecho un paro
cardiorespiratorio, que sus órganos no funcionaban bien y que tenía mucho
líquido en los pulmones”, explica.
Eso fue el 20 de julio, cuando les informaron que tenía un 85% de
probabilidades de fallecer, porque además tenía una infección y estaba
botando sangre por la nariz.
Finalmente el 22 a las ocho de la
noche murió en la clínica De la Costa de Barranquilla.
Clara asegura que un hermano suyo tenía los síntomas, pero ya
pasaron 15 días desde que le tomaron la prueba y se encuentra recuperado. Otra
de sus tías que resultó positiva está en Valledupar, donde es atendida en un
centro asistencial.
“A otros miembros de la
familia no nos han venido a tomar
la muestra a pesar de que hemos llamado constantemente”, afirmó.
Afirma que siente preocupación por su hijo de cuatro
meses de edad y uno de sus hermanos que está a su cargo, quien tiene
22 años y es especial.
“Esto es un dolor muy grande, mi
mamá fue padre y madre para nosotros, además hemos perdido a mis tías y mi
abuelo, es un gran tragedia para la familia”, manifestó.
Hace una petición para que las EPS reaccionen más rápidamente en la
toma de las pruebas y a los médicos que tengan más sentido de
pertenencia con su profesión.
Vía @elheraldoco
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