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miércoles, 29 de abril de 2020

EL DOLOR POR UN FALSO COVID-19 Y EL RECHAZO DE LA GENTE


Docente de Riohacha tras morir fue cremada por ser un caso sospechoso de coronavirus, y el resultado de la prueba dio negativo.
La COVID-19 es sin duda una pandemia que llegó para revolucionar al mundo, y con ella la sociedad ha aflorado su lado más humano y el instinto de supervivencia, pero también hizo que en algunos brotara la insensatez, el egoísmo y la crueldad, al no entender que somos vulnerables ante ese potente e invisible virus.
En Riohacha una familia está atravesando el profundo dolor de perder a un ser querido, y no ha sido posible que encuentren consuelo, debido a manifestaciones de rechazo y señalamientos a los que han sido sometidos.

Nellelsis Ibeth Diossa Muñoz era una docente de 39 años, directora de la Institución Educativa Buenos Aires del corregimiento de Campana, en Dibulla (La Guajira), con una amplia e intachable hoja de vida, pero además con grandes cualidades humanas.

Hace dos meses presentó quebrantos de salud, su cuerpo no le respondía como ella quería, las defensas se les bajaron y cuadros de fiebres eran intermitentes. Acudió a una clínica de la ciudad de Riohacha donde la diagnosticaron como paciente sospechosa para COVID-19 y fue remitida a Barranquilla.
En la capital del Atlántico los médicos manifestaron asombro, ya que si bien la paciente en ocasiones presentaba fiebre, no había otro indicio de que pudiera estar infectada por el virus, sin embargo, ya la sospecha había quedado por escrito y tenían que aplicar los protocolos correspondientes.
La vitalidad de Nellelsis Diossa cada día se iba apagando, y tras una serie de exámenes le confirmaron que estaba padeciendo de leucemia, un cáncer que la llevó a la muerte el día 23 de abril.

“Desde ese momento todo ha sido un tormento. A mi hermana no la pude ver más, como era sospechosa de COVID-19 la Secretaría de Salud de Barranquilla ordenó que fuera cremada; yo pedía un poco de tiempo mientras llegaban los resultados de la prueba porque estaba convencido que iba a salir negativo, pero nada fue posible” cuenta entre lágrimas Ubeimar de Jesús Diossa, hermano de la docente.

A Ubeimar le tocó retornar a Riohacha con el dolor de la partida de su hermana, pero además con la tristeza de no poder regresar con ella aunque fuera muerta, tal como se lo había pedido su madre. En La Guajira la gente está acostumbrada a rendir homenajes a sus muertos, velarlos, llorarlos con el cuerpo inerte presente, durante nueve días hacer rezos y recibir a los amigos que con abrazos se unen en manifestaciones de apoyo y solidaridad.

Pero con todo esto acabó la pandemia, y a Ubeimar, su madre y los tres hijos que dejó la profesora Nellelsis, les ha tocado soportar mensajes y actitudes discriminatorias.

“Somos señalados como la familia de la enferma, los que llaman al teléfono de una vez preguntan que si era verdad que mi hermana tenía el virus, las miradas son fuertes; me pregunto dónde está la empatía que se debe sentir por el otro en un momento tan difícil. Lo peor es que al día siguiente la muerte de mi hermana, de la Secretaría de Salud de Barranquilla me llamaron a pedirme disculpas porque los resultados dieron negativo para COVID-19”.

La familia Diossa Muñoz pide a la sociedad ser más prudentes con quienes resultan o no afectados por el coronavirus, mientras tanto, están a la espera que el servicio de funeraria les entregue las cenizas de Nellelsis, y tienen preparado para ella un homenaje de despedida que casi se hace imposible por la COVID-19 que los atacó disfrazado de sospecha.

Vía @elheraldoco



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