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miércoles, 15 de enero de 2025

Alcalde de Riohacha, muerto en el veneno en medio de los asesinatos selectivos

 


Genaro Redondo y su invisible secretario de gobierno, Wilson Rojas: la delincuencia les da un golpe de knock out.

En las calles de Riohacha, donde la brisa caribeña debería traer esperanza y calma, la inseguridad y la violencia siguen escribiendo con sangre las historias de los habitantes de este rincón de La Guajira. Este martes 14 de enero de 2025, dos homicidios en menos de una hora sacudieron a la comunidad, evidenciando no solo la ferocidad de la criminalidad, sino también la alarmante ausencia de respuestas por parte de las autoridades municipales.


El primer hecho ocurrió a las 3:10 de la tarde en el barrio 7 de Agosto. Edwin José Gregorio Vílchez Martínez, quien había llegado a Riohacha para pasar las festividades decembrinas, fue acribillado con cuatro disparos frente a la mirada de testigos que aseguran haber visto a dos hombres movilizándose en una motocicleta. La víctima, quien había alquilado una habitación de pago diario, nunca imaginó que su visita a la ciudad se convertiría en su última travesía.

Poco tiempo después, Harold Andrés Ramos Díaz se convirtió en la segunda víctima fatal de una tarde teñida de sangre. Reunido con unos amigos en la carrera 12A con calle 36B, fue sorprendido por otros dos sicarios en motocicleta, quienes dispararon sin piedad. Ramos Díaz fue trasladado a la clínica Renacer, pero los médicos solo pudieron confirmar su deceso debido a las múltiples heridas de bala.

Estos actos de violencia reflejan una preocupante tendencia de asesinatos selectivos que no solo desangran a Riohacha, sino que también dejan en evidencia la incapacidad del alcalde Genaro Redondo y su secretario de gobierno, Wilson Rojas, para enfrentar esta crisis. La ausencia de estrategias claras y efectivas por parte de la administración municipal no solo alimenta la indignación ciudadana, sino que también envía un mensaje de desprotección frente al crimen organizado.

¿Cómo es posible que en una ciudad que cuenta con autoridades encargadas de garantizar la seguridad, estos hechos ocurran en pleno día y sin que se vislumbre una reacción contundente? La ciudadanía se pregunta qué está haciendo el alcalde y su gabinete para enfrentar esta ola de violencia, mientras la delincuencia parece operar con total impunidad.

La seguridad en Riohacha no puede seguir siendo una deuda pendiente. Los habitantes necesitan una administración comprometida, que no se limite a comunicados tibios, sino que implemente acciones reales para devolver la tranquilidad a sus calles. Mientras tanto, el alcalde Redondo y su secretario Rojas parecen estar ausentes, dejando a la población a merced de quienes escriben su propia ley con pólvora y sangre.

Riohacha merece más que líderes invisibles. Merece un gobierno que enfrente con valentía y eficacia los retos que la amenazan.

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