Genaro Redondo y su
invisible secretario de gobierno, Wilson Rojas: la delincuencia les da un golpe
de knock out.
En las calles de Riohacha,
donde la brisa caribeña debería traer esperanza y calma, la inseguridad y la
violencia siguen escribiendo con sangre las historias de los habitantes de este
rincón de La Guajira. Este martes 14 de enero de 2025, dos homicidios en menos
de una hora sacudieron a la comunidad, evidenciando no solo la ferocidad de la
criminalidad, sino también la alarmante ausencia de respuestas por parte de las
autoridades municipales.
El primer hecho ocurrió a
las 3:10 de la tarde en el barrio 7 de Agosto. Edwin José Gregorio Vílchez
Martínez, quien había llegado a Riohacha para pasar las festividades
decembrinas, fue acribillado con cuatro disparos frente a la mirada de testigos
que aseguran haber visto a dos hombres movilizándose en una motocicleta. La
víctima, quien había alquilado una habitación de pago diario, nunca imaginó que
su visita a la ciudad se convertiría en su última travesía.
Poco tiempo después,
Harold Andrés Ramos Díaz se convirtió en la segunda víctima fatal de una tarde
teñida de sangre. Reunido con unos amigos en la carrera 12A con calle 36B, fue
sorprendido por otros dos sicarios en motocicleta, quienes dispararon sin
piedad. Ramos Díaz fue trasladado a la clínica Renacer, pero los médicos solo
pudieron confirmar su deceso debido a las múltiples heridas de bala.
Estos actos de violencia
reflejan una preocupante tendencia de asesinatos selectivos que no solo
desangran a Riohacha, sino que también dejan en evidencia la incapacidad del
alcalde Genaro Redondo y su secretario de gobierno, Wilson Rojas, para
enfrentar esta crisis. La ausencia de estrategias claras y efectivas por parte
de la administración municipal no solo alimenta la indignación ciudadana, sino
que también envía un mensaje de desprotección frente al crimen organizado.
¿Cómo es posible que en
una ciudad que cuenta con autoridades encargadas de garantizar la seguridad,
estos hechos ocurran en pleno día y sin que se vislumbre una reacción
contundente? La ciudadanía se pregunta qué está haciendo el alcalde y su
gabinete para enfrentar esta ola de violencia, mientras la delincuencia parece
operar con total impunidad.
La seguridad en Riohacha
no puede seguir siendo una deuda pendiente. Los habitantes necesitan una
administración comprometida, que no se limite a comunicados tibios, sino que
implemente acciones reales para devolver la tranquilidad a sus calles. Mientras
tanto, el alcalde Redondo y su secretario Rojas parecen estar ausentes, dejando
a la población a merced de quienes escriben su propia ley con pólvora y sangre.
Riohacha merece más que
líderes invisibles. Merece un gobierno que enfrente con valentía y eficacia los
retos que la amenazan.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario