El municipio de Maicao parece estar viviendo su
propia “Patria Boba” en medio de la
pandemia por covid-19.
La cifra de contagios hoy asciende a los 483 y
19 fallecidos y la situación tiende a empeorar, por la falta por el manejado
extremadamente mal, con los procesos de trazabilidad, seguimiento, con
resultados de exámenes, con el desfase de la información, y la declaratoria de Alerta Roja por el sistema de hospitalario y de
salud colapsado.
Ahora se le suma la denuncia de los habitantes
del barrio Santa Fe y
aledaños, por los sepelios que se vienen presentados en un cementerio satélite, que era utilizado
exclusivamente por miembros pertenecientes a la etnia wayuu, bajo sus usos y
costumbre. El cual ya ha sido expandido, por la falta de un lugar
para inhumar a las personas.
El hacinamiento es tal en los cementerios locales, que las personas han optado por hacer entierros clandestinos en la madrugada y cualquier hora de día, con tal de darles un lugar de reposo a sus familiares y amigos.
El hacinamiento es tal en los cementerios locales, que las personas han optado por hacer entierros clandestinos en la madrugada y cualquier hora de día, con tal de darles un lugar de reposo a sus familiares y amigos.
Todas las labores que realizan al interior
del cementerio, las ejecutan con sus
prendas privadas y herramientas no adecuadas. Sin el uso permanente de guantes
dobles, máscaras de filtración N95
como mínimo (no tapabocas), botas y batas desechables.
Sin tener en cuenta que bajo la emergencia
decretada por el Gobierno con la llegada del coronavirus, el Ministerio de
Salud expidió unas directrices para el traslado, manejo y disposición final de
cadáveres en donde señala que el personal debe manipular lo más
mínimo un cuerpo que se sospeche o tenga un diagnóstico confirmado del virus.
Estos cementerios satélites no
surgieron como producto de la planeación, sino como respuesta a la necesidad de
las comunidades de tener un sitio para inhumar a sus deudos. En
ese sentido, no hubo estudios de terreno, buena distribución de las bóvedas y
tumbas o mucho menos una planeación en términos de protocolos de bioseguridad.
Este es otro grito desesperado de la ciudadanía
a la administración del alcalde Mohamed Dasuki, para que emprenda acciones
urgentes y frenar esta situación.
La mayoría de esos sepelios clandestinos se
presentan a altas horas de la noche, muchos se preguntan porque el alcalde no
se ha percatado de esa grave situación, ya que es muy común verlo en las redes sociales
en ese horario, recorriendo las calles del municipio con una nutrida caravana. Péguese
la rodadita por allá!
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