Así de miserable es la política en Colombia: hay unos poderosos
caciques corruptos que son incapaces de sentir compasión ni solidaridad
La justicia en Colombia les echa tierra a las denuncias de compra
de votos y a la red de corrupción y de lavado de activos que destaparon Aida
Merlano y los audios del Ñeñe Hernández, pero la Fiscalía le abre una
investigación a Claudia López por una contravención administrativa. Si esto no
es desproporcionado, ¿qué lo es?
La buena
noticia es que el coronavirus ha vuelto a poner la lupa sobre varios de los
políticos que han protagonizado esos escándalos que tanto se quieren
enterrar.
- A la brava
Acaba de
estallar un nuevo hecho de corrupción, que expone el grado de degradación
al que han llegado varios alcaldes y gobernadores quienes, según las denuncias,
se habrían aprovechado de la emergencia provocada por el coronavirus para hacer
negocio con el drama que viven los colombianos más vulnerables; una bajeza que
en otro país sería castigada con la destitución y con cárcel.
Y vaya
curiosidad: varios de estos alcaldes y gobernadores pertenecen a los clanes
políticos que fueron denunciados por Aida Merlano y que salen retratados
en los audios de la Ñeñepolítica.
Una de las
primeras gobernadoras en ser señaladas en este nuevo escándalo fue Elsa
Noguera, del Atlántico, puesta por el clan Char. Ella fue denunciada por haber
incurrido en millonarios sobrecostos en los contratos que hizo para repartir
los mercados a las poblaciones más vulnerables en esta pandemia.
- Las verdades venenosas
Jaime
Pumarejo, el alcalde de Barranquilla, también puesto por los Char, fue
denunciado por el concejal Antonio Bohórquez por haber hecho multimillonarios
contratos para fomentar el deporte masivo y para posicionar a Barranquilla como
marca, en tiempos de coronavirus. “Ambos han aprovechado la emergencia para
hacer negocios y ejecutar el presupuesto de manera exprés”, me confiesa una
fuente que prefiere no identificarse por miedo a las represalias.
En
Charlandia la libertad de expresión solo existe para alabar los éxitos del clan
y sus socios y para pagar con jugosos contratos el silencio de los periodistas.
Lo mismo
pasó en el Cesar y en La Guajira, dos departamentos en los que la Ñeñepolítica
habría movido votos en favor de la campaña de Duque con políticos tan
cuestionados como Lucas Gnecco en el Cesar y Tina Soto y Alfredo de Luque en La
Guajira.
- Lo siento, todo puede ser peor
El
gobernador del Cesar, Luis Alberto Monsalvo Gnecco, puesto por su mamá, Cielo
Gnecco, ha sido denunciado por la celebración de contratos por 14.000 millones
de pesos, los cuales habrían tenido sobrecostos del ciento por ciento. Otro
tanto le sucedió al gobernador de La Guajira, Nemesio Roys Garzón, del grupo
político del representante por la U, Alfredo de Luque. También fue denunciado
por sobrecostos en la compra de mercados que nadie recibió y por un contrato de
transporte de logística para entregar los mercados.
El hecho de
que los denunciados por la Ñeñepolítica y por Aida Merlano sean varios de los
políticos que se están lucrando del drama de la gente, solo indica que estamos
ante unas organizaciones muy poderosas que funcionan como aves de
carroña.
Es cierto
que en esta oportunidad la Procuraduría, la Contraloría y la Fiscalía han
anunciado la apertura de investigaciones y que en el caso del gobernador del
Cesar, Luis Alberto Monsalvo Gnecco, la Procuraduría ordenó incluso el no pago
de esos contratos y la Fiscalía allanó la sede de la Gobernación.
- "Lo que diga el Goyo"
Sin
embargo, hasta el momento, no hay peces grandes destituidos y solo han merecido
esa sanción el gobernador del Chocó y el alcalde de Calarcá. Ni siquiera
el gobernador de Arauca, investigado por haber firmado un contrato en el que
compró a 20.000 pesos la lata de atún, ha sido destituido.
Antes de la
pandemia, la Justicia prefería no tocar a los peces gordos de la corrupción.
Sobre Char pesa una denuncia por haber exigido presuntamente una coima de 2.300
millones de pesos por el contrato del megatanque de Barranquilla que está
dormida en la Fiscalía. Junto con los Gerlein, los Char han salido indemnes de
las acusaciones que les ha hecho Aida Merlano porque la Fiscalía dijo que no
las iba a investigar. Para no hablar de Alfredo de Luque, salpicado en varias
investigaciones por el desfalco del ICBF en La Guajira, institución que ha
tenido que enfrentar la muerte por hambre de 4.000 niños, una cifra que supera
a los muertos por el coronavirus.
- A qué le tengo miedo
Si la
justicia no los tocó antes, lo más probable es que en esta ocasión tampoco lo
haga.
Así de miserable es la política en Colombia: hay unos poderosos caciques
corruptos que son incapaces de sentir en estos momentos compasión ni
solidaridad porque son inmunes al dolor de la gente.
Y lo más grave es que
hay una justicia que no se atreve a tocarlos pero que sí corre a abrirle una
investigación penal a la alcaldesa de Bogotá por una contravención
administrativa.
Vía María
Jimena Duzán/ Revista Semana
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