Juan Carlos Meneses, excomandante
del Distrito de Policía de Yarumal, Antioquia, lleva varios años asegurando que
Santiago Uribe financiaba las actividades del grupo paramilitar Doce Apóstoles.
Un juez de Medellín compulsó desestimó su testimonio.
Más de dos décadas estuvo Santiago Uribe, hermano del
expresidente, Álvaro Uribe, en un lío judicial por supuestamente haber
financiado grupos paramilitares en Antioquia en los años 90. El miércoles, 13
de noviembre, un juez de Medellín, en primera instancia, lo absolvió
por duda razonable.
El proceso comenzó en 1997, con una denuncia
por los homicidios cometidos por esa organización paramilitar en Yarumal. A Uribe lo relacionaron con el crimen del conductor de
chiva Camilo Barrientos, ocurrido el 25 de febrero de 1994, a quien
señalaron de ser aliado de la entonces guerrilla de las Farc.
Según
testimonios, ese día dos pasajeros lo asesinaron luego de pedirle que se
detuviera. Bajo esa investigación, Santiago Uribe fue detenido en
febrero de 2016 y posteriormente liberado en marzo de 2018 por vencimiento de
términos. Luego, en junio de 2017, la Fiscalía confirmó que
lo llevaría a juicio.
En Yarumal, la gente rumoraba acerca de las relaciones del hermano del
entonces senador Álvaro Uribe con los paramilitares. Sin embargo, fue solo
cuando el excomandante de la Policía de ese municipio antioqueño, Juan
Carlos Meneses habló del tema que la justicia decidió iniciar las
investigaciones.
Según Meneses, Uribe financiaba las
actividades del grupo criminal. Afirmó que la hacienda La Carolina,
administrada por Uribe era uno de los centros de operaciones de los
criminales, que presuntamente recibieron entrenamiento en el lugar.
El grupo fue bautizado como “Los 12 Apóstoles”, dado que entre sus
miembros estaba el sacerdote Gonzalo Javier Palacio. No
obstante, en el marco del proceso judicial el grupo se conocía como
Autodefensas del Norte Lechero, que desapareció del panorama en 1995 y un año
después surgió en esa zona del país otra organización también paramilitar
llamada “Los Costeños”.
En una entrevista, Meneses explicó que
cuando llegó al municipio de Yarumal, el oficial saliente, capitán Pedro
Benavides, le dijo que tenía que apoyar a un grupo que hacía limpieza social en
la zona, el cual era comandando por Santiago Uribe Vélez. “Él es un
ganadero de la región que tiene la hacienda cerca de Yarumal, la hacienda La
Carolina”, que heredó de su padre Alberto Uribe Sierra, le advirtió
Benavides a Meneses.
Por sus
declaraciones, Meneses fue llamado el testigo estrella contra Santiago Uribe. Sin embargo, para el juez no resultó ser un testigo creíble.
En el fallo que absolvió al ganadero, el juez cuestionó y reprochó varias
circunstancias. Entre esas, el tiempo tan prolongado que se tomó Meneses para
poner en conocimiento los hechos presuntamente ilegales cometidos por el señor
Santiago. Reprochó que hubiera puesto la alerta “15 años después de
acaecidos los hechos”.
Uno de los argumentos del juez es el hecho de que Meneses haya basado
gran parte de su testimonio en situaciones que involucran a personas que han
muerto y que no tienen como respaldar o desmentir su relato. Para el
juez, la declaración de Meneses tiene tintes infantiles y de victimización.
“Es evidente que el comportamiento exhibido por el testigo tiene un matiz
infantil, pues deja entrever como, si no obtiene lo que está pretendiendo
simplemente guarda silencio como ocurrió en sede de la vista pública, se
victimiza diciendo que tiene miedo y alude a que la Fiscalía no le cumplió”, se
lee en el fallo.
Los Doce Apóstoles
El grupo paramilitar, activo desde 1990, fue vinculado
con las llamadas “limpiezas sociales” y actuaba principalmente en los
municipios como Yarumal, Campamento,
Carolina del Príncipe y Valdivia, donde ejercía labores de
contrainsurgencia contra las Farc y el ELN, que se disputaban el control de la zona.
A lo largo de las investigaciones, las autoridades han
identificado a miembros de la Policía como cómplices de las actividades
criminales atribuidas a “Los 12 Apóstoles”.
Son señalados de ser los responsables de
cerca de 400 asesinatos en Antioquia entre
1990 y 1998, en medio de un contexto discriminatorio, al ser señalados como
auxiliadores de la guerrilla. En ese escenario, Santiago Uribe fue
interrogado por presuntos vínculos con este grupo, pero la investigación en su
contra fue archivada en 1999 por falta de pruebas y luego se reactivó
en 2010, cuando apareció el ya mencionado Juan Carlos Meneses.
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